"Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar." -- Isaías 58:12 (RVR1960).
Reparador de portillos, restaurador de calzadas.
En el capítulo 58 de Isaías se especifica la obra de los que adoran a Dios, el Hacedor de los cielos y la tierra: "Los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás" (Isa. 58: 12). El monumento de Dios, su séptimo día de reposo, será ensalzado. "Y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar. Si retrajeres del día de reposo [margen: sábado] tu pie [si dejares de pisotearlo], de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares. . ., yo te haré subir sobre las alturas de la tierra y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado" (Isa. 58: 12-14).
Aquí se revela claramente la historia de la iglesia y del mundo; los que son leales y los que son desleales. Los que son leales, al escuchar la proclamación del mensaje del tercer ángel, han vuelto sus pasos hacia el camino de los mandamientos de Dios, para respetar, honrar y glorificar al que creó los cielos y la tierra. Las fuerzas opositoras han deshonrado a Dios al abrir una brecha en su ley, y cuando la luz de su Palabra ha llamado la atención a sus santos mandamientos y ha mostrado la brecha abierta en la ley por la autoridad papal, entonces, para librarse de la convicción, los hombres han procurado destruir toda la ley. ¿Pero han podido destruirla? No; porque todos los que investiguen por sí mismos las Escrituras verán que la ley de Dios permanece inmutable y eterna, y que su monumento, el sábado, permanecerá por los siglos sin fin, señalando al único Dios verdadero para distinguirlo de todos los dioses falsos. (2MS p.123).
Así como Juan preparó la primera venida del Salvador, debemos nosotros preparar el camino para la segunda venida. Nuestras imprentas deben rehabilitar las pisoteadas exigencias de la ley de Dios. Frente al mundo, como agentes de reforma, deben mostrar que la ley de Dios es el fundamento de toda reforma duradera. Deben hacer comprender, clara y distintamente, la necesidad de la obediencia a todos los mandamientos. Constreñidas por el amor de Cristo, deben trabajar para él para reedificar las ruinas antiguas y restaurar los cimientos antiguos de muchas generaciones. Deben reparar los portillos, restaurar las sendas. Por su testimonio, el sábado del cuarto mandamiento debe ser presentado como un testigo, como recuerdo de Dios, que llame la atención y suscite preguntas que dirijan la mente de los hombres hacia su Creador. (5TS p.58).
Nunca se ha aplicado este mensaje con tanta fuerza como hoy. El mundo desprecia cada día más las exigencias de Dios. Los hombres se han envalentonado en sus transgresiones. La maldad de los habitantes de la tierra, casi ha hecho desbordar la copa de sus iniquidades. Casi ha llegado la tierra al punto en el cual Dios se dispone a abandonarla en manos del destructor. La substitución de leyes humanas en lugar de la ley de Dios, la exaltación del domingo prescripta por una simple autoridad humana en reemplazo del sábado bíblico, constituye el último acto de este drama. Cuando esta substitución sea universal, Dios se revelará. Se levantará en su majestad y sacudirá poderosamente a la tierra. Castigará a los habitantes del mundo por sus iniquidades; y la tierra no encubrirá más la sangre ni ocultará más sus muertos. (5TS p.59-60).
No debe haber compromiso con el egoísmo, porque éste conduce a la idolatría. Se debe iluminar las mentes que están en tinieblas e ignorancia acerca de las verdades de la Palabra de Dios. La transgresión del cuarto mandamiento abrió una brecha en la Ley de Dios. Se le debe dar al mandamiento del sábado el lugar que le corresponde en la Ley y debe ser presentado ante el mundo por aquellos que perciben y comprenden su importancia. Los que trabajan en forma unida, los que realizan fielmente su parte en levantar los cimientos de generación en generación con esfuerzo paciente y perseverante, serán llamados reparadores de portillos, restauradores de calzadas para habitar.
No hay excusa para los que tienen la luz de la verdad presente y dejan de impartir esta luz a otros... Dios llama a obreros. Tenemos una gran obra que hacer, cooperando con El como su mano y su voz ayudadoras. Satanás arroja su sombra infernal en la senda de cada alma, tratando de eclipsar la verdad probatoria para estos últimos días. Debemos hacer oír el mensaje de advertencia a la raza culpable. Debemos presentar a los hombres las demandas que impone la Ley de Dios, de tal manera que cuando Cristo venga no los halle desleales, del lado del apóstata. Debemos preparar ahora el camino del Señor. Debemos allanar en el desierto, el camino para nuestro Dios. (Manuscrito 22, del 3 de marzo de 1901, "Diario"). (ATO p.75).