La verdadera observancia del Sábado (Part. 2)

LA PUESTA DE SOL (RECEPCIÓN)
“Sucedió, pues, que cuando iba oscureciendo a la puesta del sol de Jerusalén antes del día de reposo, dije que se cerrasen las puertas, y ordené que nos las abriesen hasta después del día de reposo, y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de reposo no introdujeran cargas”. Neh 13:19. 
“Antes de la puesta del sol, congréguense los miembros de la familia para leer la Palabra de Dios y para cantar y orar. Se necesita una reforma en esto, porque muchos han sido remisos. Necesitamos confesarnos a Dios y unos a otros. Debemos empezar de nuevo a hacer arreglos especiales para que cada miembro de la familia sea preparado para honrar el día que Dios ha bendecido y santificado”. 3 JT, 23.
“Antes de que se ponga el sol, debe ponerse a un lado todo trabajo secular, y guardarse fuera de la vista todos los periódicos de ese carácter. Padres, explicad a vuestros hijos lo que hacéis y os proponéis, y dejadlos participar en vuestra preparación para guardar el sábado según el mandamiento”. 3 JT, 22.
“Antes que empiece el sábado, tanto la mente como el cuerpo deben retraerse de los negocios mundanales. Dios puso el sábado al fin de los seis días de trabajo para que los hombres se detengan y consideren lo que han ganado en la semana en su preparación para el reino puro que no admitirá transgresor. Debemos hacer cada sábado un examen de nuestras almas para ver si la semana fenecida trajo ganancia o pérdida espiritual”. 3 JT,22.
“Santificar el sábado para el Señor significa salvación eterna. Dios dice: "Yo honraré a los que me honran." (1 Sam. 2: 30.). 3 JT, 22. 
“Debe examinarse mucho más íntimamente la semana pasada. Repásesela y véase si, como una rama de la Vid viviente, nos hemos alimentado de la Viña materna para dar mucho fruto para la gloria de Dios. Si ha habido excitación febril, si se han pronunciado palabras apresuradas, si se ha revelado pasión, seguramente esto ha sido obra de Satanás. Límpiese el corazón por medio de la confesión. Arréglese todo sinceramente antes del sábado. Examínese uno mismo para ver si está en fe. Necesitamos velar continuamente por nuestra alma, no sea que hagamos una gran profesión y, como la higuera que extendía sus ramas llenas de follaje, no revelemos fruto precioso. Cristo anhela ver tales frutos y recibirlos...”. MM65, 147.
“Cuando el sábado comienza debemos ponernos en guardia, velar sobre nuestros actos y palabras, no sea que robemos a Dios, dedicando a nuestro uso el tiempo que pertenece estrictamente al Señor. No debemos hacer ni permitir que nuestros hijos hagan trabajo alguno para ganarse la vida, ni cosa alguna que podría haberse hecho durante los seis días hábiles”. C.N,500.
“Vi que, en el verano pasado, el espíritu que prevalecía fue el de obtener el máximo posible de ganancias de este mundo. Los mandamientos de Dios no fueron guardados. Con la mente servimos a la Ley de Dios, pero la mente de muchos estaba al servicio del mundo. Y mientras tanto todas las mentes estuviesen ocupadas con las cosas de la tierra, sirviéndose a si mismas, no podían servir a la Ley de Dios. El Sábado no ha sido observado. Para algunos, la obra de los seis días entra, incluso, hasta el séptimo día. Una hora, y a veces mas, han sido substraídas del inicio y del termino del Sábado”. TI, 174.
“Debemos cuidar celosamente las extremidades del sábado. Recordemos que cada momento es tiempo santo y consagrado”. 3 JT, 22. 
“Muchos postergan negligentemente hasta el comienzo del sábado cosas pequeñas que debieran hacerse en el día de preparación. Esto no debe ser. Cualquier trabajo que sea descuidado hasta el comienzo del tiempo sagrado debe permanecer sin hacerse hasta que haya pasado el sábado”. 2 JT, 184.
“El mandamiento incluye a todos los que están dentro de nuestras puertas; todos los que viven en la casa deben poner a un lado sus quehaceres mundanos, y dedicar las horas sagradas a la devoción. Únanse todos en servir alegremente a Dios en ese santo día”. 2 JT, 185. 
“Cuando el ángel destructor estaba por recorrer la tierra de Egipto, y herir a los primogénitos de los hombres y de las bestias, se indicó a los israelitas que tuviesen a sus hijos consigo en casa, y rociasen los dinteles de las puertas con sangre, que ninguno quedase fuera de la casa; porque todos los que fuesen hallados entre los egipcios serían destruidos con ellos...
Nuevamente ha de recorrer la tierra el ángel destructor. Se ha de colocar una marca sobre el pueblo de Dios, y esa marca es la observancia de su santo sábado”. 2 JT, 183.
LA MAÑANA DEL SÁBADO 
“No se malgasten en cama las preciosas horas del sábado. El sábado de mañana, la familia debe levantarse temprano. Si se levantan tarde, hay confusión y apresuramiento en los preparativos para el desayuno y la escuela sabática. Hay apresuramiento, roces e impaciencia. Así entran en el hogar sentimientos profanos. El sábado, así profanado, produce cansancio, y en vez de amarse su venida se la teme”. 3 JT, 23.
“Muchas personas cometen una triste falta porque siempre están atrasadas en la mañana del sábado. Son muy minuciosas con respecto a su propio tiempo, y no pueden tolerar perder una hora del mismo; pero con respecto al tiempo del Señor, el único día de los siete que el Señor reclama como suyo, y que exige que se lo dediquemos a él, una buena porción del mismo es malgastada durmiendo hasta tarde en la mañana. En esto están robando a Dios. Esto les produce atraso en todas las cosas; acarrea confusión en la familia; y finalmente resulta en la tardanza de toda la familia para llegar a la escuela sabática, y tal vez a la reunión. ¿Por qué no podemos levantarnos temprano junto con los pájaros y ofrecer alabanza y acción de gracias a Dios? Probadlo, hermanos y hermanas”. CES, 169,170.
“En el culto familiar, participen también los niños, cada uno con sus Bíblias, leyendo de ella uno o dos versículos. Canten un himno preferido, seguido de una oración...La escuela sabática y la reunión del culto ocupan sólo una parte del sábado. La parte que queda para la familia puede abarcar las más sagradas y preciosas horas del sábado. Mucho de este tiempo deben pasarlo los padres con sus hijos. 3 JT, 24.
“Los padres y las madres debieran convertir en una regla que sus hijos asistan al culto de la iglesia durante el sábado, y debieran reforzar esa regla con su propio ejemplo. Nuestro deber es guiar a nuestros hijos y a nuestra casa tras de nosotros, como lo hizo Abrahán. Tanto por ejemplo como por precepto, debiéramos impresionar en ellos la importancia de las enseñanzas religiosas”. C.N, 501.
Muchos necesitan instrucción en cuanto a cómo deben presentarse en la asamblea para adorar en sábado. No han de entrar en la presencia de Dios con las ropas que llevan comúnmente durante la semana. Todos deben tener un traje especial para el sábado, para llevarlo cuando asistan al culto en la casa de Dios. Aunque no debernos conformarnos a las modas mundanales, no debemos ser indiferentes acerca de nuestra apariencia exterior. Debemos ser aseados y estar bien arreglados, aunque sin adornos. Los hijos de Dios deben ser limpios en su interior y exterior”. 3 JT, 21, 22.
“Generalmente la predicación de nuestras reuniones del sábado debe ser corta. Debe darse a los que aman a Dios oportunidad de expresar su gratitud y adoración”. 3 JT, 27.
“Cada uno debe sentir que tiene una parte que desempeñar para hacer interesantes las reuniones del sábado... No obtenemos la centésima parte de la bendición que podríamos obtener de nuestras asambleas para adorar a Dios. Nuestras facultades perceptivas necesitan ser aguzadas. La comunión de unos con otros debe alegrarnos. Con tal esperanza como la que tenemos, ¿por qué no arde en nuestro corazón el amor a Dios?”. 3 JT, 28.
“Hay ocasiones en que es propio que los sábados nuestros ministros prediquen a nuestras iglesias discursos breves, llenos de la vida y el amor de Cristo. Pero los miembros de la iglesia no deben esperar un sermón cada sábado”. 3 JT, 82.
“Los ministros están ocupados en una sagrada y solemne obra, pero también descansa una sagrada responsabilidad sobre los que oyen... Los padres debieran explicar a sus hijos las palabras pronunciadas desde el púlpito para que ellos puedan entenderlas y tengan ese conocimiento que, si es puesto en práctica, produce abundante gracia y paz”. C.N, 501.
“Dios enseña que debemos congregarnos en su casa para cultivar los atributos del amor perfecto. Esto preparará a los moradores de la tierra para las mansiones que Cristo ha ido a preparar para todos los que le aman. Allí se congregarán en el santuario de sábado en sábado, de luna nueva en luna nueva, para unir sus voces en los más sublimes acentos de alabanza y agradecimiento a Aquel que está sentado en el trono y al Cordero para siempre jamás”. 3 JT, 34.
La comida en el Sábado:
“No debemos proveer para el sábado una cantidad o variedad mayor de alimentos que para los otros días...
Aunque debe evitarse el cocinar en sábado, no es necesario comer alimentos fríos. En tiempo frío, caliéntese el alimento preparado el día antes. Y sean las comidas, aunque sencillas, atrayentes y sabrosas. Provéase algo que sea considerado como un plato especial, algo que la familia no tiene cada día”. 3 JT, 23,24.
“Queremos recomendar a todos que no laven los platos el sábado, si es posible que esto se evite. Dios es deshonrado por todo trabajo innecesario hecho en su día santo. No es inconsecuente, sino apropiado, que los platos se dejen sin lavar hasta el fin del sábado, si esto puede hacerse”. 3 MS, 258.
LA TARDE DEL SÁBADO  
“A fin de santificar el sábado, no es necesario que nos encerremos entre paredes, y que nos privemos de las hermosas escenas de la naturaleza, del aire libre y vigorizador y de la hermosura del cielo. En ningún caso debemos permitir que las cargas y las transacciones comerciales distraigan nuestra mente en el sábado del Señor que él ha santificado. No debemos permitir que nuestra mente se espacie siquiera en cosas de carácter mundanal. Pero la mente no puede ser refrigerada, vivificada y elevada si quedamos encerrados durante casi todas las horas del sábado entre paredes, escuchando largos sermones y oraciones tediosas y formales. El sábado del Señor recibe un uso erróneo si se lo celebra así. No se alcanza el objeto para el cual fue instituido. El sábado fue hecho para el hombre, para beneficiarle al apartar su espíritu de la labor secular a fin de que contemple la bondad y la gloria de Dios. 2 JT, 277. 
“Durante una porción del día, todos debieran tener oportunidad de salir al aire libre. ¿Cómo pueden los niños recibir un conocimiento más correcto de Dios y una impresión mental mejor, que pasando una parte del tiempo al aire libre, no jugando, sino en compañía de sus padres?. 2 JT, 277. 
“Padres, ¿por qué no hacéis uso de las lecciones preciosas que Dios nos ha enseñado en el libro de la naturaleza para dar a nuestros hijos una idea correcta de su carácter? Los que sacrifican la sencillez por la moda, y se privan de admirar la belleza de la naturaleza, no pueden ser espirituales, no pueden comprender la habilidad y el poder de Dios según se revelan en sus obras creadas; por lo tanto, sus corazones no palpitan con nuevo amor e interés, y no se llenan de reverencia al vislumbrar a Dios en la naturaleza”. 2 JT, 279.
“A menos que sean revalorizados, revividos y despertados a actuar, sus almas se perderán”. MM83, 194.
“Cuando el tiempo es agradable, paseen los padres con sus hijos por los campos y huertos. En medio de las cosas hermosas de la naturaleza, explíquenles por que fue instituido el Sábado”. 3 JT, 24.
“...Debemos dedicar tiempo a interesar a nuestros hijos. Un cambio ejercerá una influencia feliz sobre ellos. Podemos andar con ellos al aire libre; podemos sentamos con ellos en los huertos y bajo la alegre luz del sol, y dar a sus mentes inquietas algo en que ocuparse, conversando con ellos de las obras de Dios. Podemos inspirarles amor y reverencia llamando su atención a los hermosos objetos de la naturaleza”. 1 JT, 280.
“...No podemos tener mejor compendio que la naturaleza. “Considerad los lirios del campo, cómo crecen sin fatigarse ni hilar. Sin embargo, os digo que ni Salomón con toda su gloria, se vistió como uno de ellos”. Sea la mente de nuestros hijos conducida hacia Dios. Para eso fue que El nos dio el séptimo día y lo dejó como un monumento de sus Obras". C.N, 40.
“Era el designio de Dios que el Sábado dirigiera la mente de los a contemplar sus obras creadas. La naturaleza habla a los sentidos declarando que hay un Dios vivo, Creador y supremo Gobernador de todo”. PP, 31.
“Los padres pueden llevar a sus hijos al aire libre para contemplar a Dios en la naturaleza. Pueden señalar a las flores en capullo y a los capullos abiertos, los elevados árboles y las bellas briznas de hierba, y enseñar que Dios hizo todas estas cosas en seis días y descansó en el séptimo día y lo bendijo. En esa forma, los padres pueden dedicarse con afán a instruir a sus hijos, de modo que cuando ellos contemplen las cosas de la naturaleza, recuerden al gran Creador de todas ellas. Sus pensamientos serán elevados al Dios de la naturaleza, llevados a la creación de nuestro mundo cuando se establecieron los fundamentos del sábado y todos los hijos de Dios clamaron de gozo. Tales son las lecciones que han de impresionarse en la mente de nuestros hijos”.C.N, 505.
“No hemos de enseñar a nuestros hijos que no deben ser felices durante el sábado, que es un error salir a dar un paseo al aire libre. Oh, no. Cristo condujo a sus discípulos a la orilla del lago durante el sábado y les enseñó. Sus sermones sabáticos no siempre fueron predicados entre cuatro paredes...“Enseñad a los niños a ver a Cristo en la naturaleza. Sacadlos al aire libre, bajo los nobles árboles del huerto; y en todas las cosas maravillosas de la creación enseñadles a ver una expresión de su amor. Enseñadles que él hizo las leyes que gobiernan todas las cosas vivientes, que él ha hecho leyes para nosotros, y que esas leyes son para nuestra felicidad y nuestro gozo. No los canséis con largas oraciones y tediosas exhortaciones, sino que por medio de las lecciones objetivas de la naturaleza, enseñadles a obedecer la ley de Dios”. C.N, 506.
“El propósito que Cristo tenía al enseñar por parábolas corría parejas con su propósito en lo referente al sábado. Dios dio a los hombres el recordativo de su poder creador, a fin de que lo vieran en las obras de sus manos. El sábado nos invita a contemplar la gloria del Creador en sus obras creadas. Y a causa de que Jesús quería que lo hiciéramos, relacionó sus preciosas lecciones con la hermosura de las cosas naturales. En el santo día de descanso, más especialmente que en todos los demás días, debemos estudiar los mensajes que Dios nos ha escrito en la naturaleza. Debemos estudiar las parábolas del Salvador allí donde las pronunciara, en los prados y arboledas, bajo el cielo abierto, entre la hierba y las flores. Cuando nos acercamos íntimamente al corazón de la naturaleza, Cristo hace que su presencia sea real para nosotros, y habla a nuestros corazones de su paz y amor”. P.V.G.M, 22.
“Y bendijo Dios al séptimo día, y lo santificó, porque en él reposó de todas las obras que había hecho en la creación”. Gn. 2:3.
“Después de descansar el séptimo día, Dios lo santificó; es decir, lo escogió y apartó como día de descanso para el hombre. Siguiendo el ejemplo del Creador, el hombre había de reposar durante este sagrado día, para que, mientras contemplara los cielos y la tierra, pudiese reflexionar sobre la grandiosa obra de la creación de Dios; y para que, mientras mirara las evidencias de la sabiduría y bondad de Dios, su corazón se llenase de amor y reverencia hacia su Creador”. PP.31.
“...A todos los que reciban el sábado como señal del poder creador y redentor de Cristo, les resultará una delicia. Viendo a Cristo en él, se deleitan en él... Al par que recuerda la perdida paz del Edén, habla de la paz restaurada por el Salvador”. DTG, 255.
“Pero a fin de santificar el sábado, los hombres mismos deben ser santos. Por la fe, deben llegar a ser partícipes de la justicia de Cristo”. DTG, 249.
“Lo que se demanda a Dios en sábado es aun más que en los otros días. Sus hijos dejan entonces su ocupación corriente, y dedican su tiempo a la meditación y el culto. Le piden más favores el sábado que los demás días. Requieren su atención especial. Anhelan sus bendiciones más selectas. Dios no espera que haya transcurrido el sábado para otorgar lo que le han pedido. La obra del cielo no cesa nunca, y los hombres no debieran nunca descansar de hacer bien. El sábado no está destinado a ser un período de inactividad inútil. La ley prohíbe el trabajo secular en el día de reposo del Señor; debe cesar el trabajo con el cual nos ganamos la vida; ninguna labor que tenga por fin el placer mundanal o el provecho es lícita en ese día; pero como Dios abandonó su trabajo de creación y descansó el sábado y lo bendijo, el hombre ha de dejar las ocupaciones de su vida diaria, y consagrar esas horas sagradas al descanso sano, al culto y a las obras santas. La obra que hacía Cristo al sanar a los enfermos estaba en perfecta armonía con la ley. Honraba el sábado”. DTG, 177.
“Y el hombre también tiene una obra que cumplir en sábado: atender las necesidades de la vida, cuidar a los enfermos, proveer a los menesterosos. No será tenido por inocente quien descuide el alivio del sufrimiento ese día. El santo día de reposo de Dios fue hecho para el hombre, y las obras de misericordia están en perfecta armonía con su propósito. Dios no desea que sus criaturas sufran una hora de dolor que pueda ser aliviada en sábado o cualquier otro día”. DTG,176.
“Como medio de educación intelectual, las oportunidades que ofrece el sábado son inapreciables. Enséñese la lección de la escuela sabática, no por medio de una ojeada dada al texto de la lección el sábado de mañana, sino por el estudio cuidadoso de la lección para la semana siguiente, hecho el sábado de tarde, y el repaso y la ejemplificación diarios durante la semana. Así la lección se grabará en la memoria y será un tesoro que jamás se perderá totalmente”. Ed, 245.
“Cuando el tiempo es agradable, paseen los padres con sus hijos por los campos y huertos. En medio de las cosas hermosas de la naturaleza, explíquenles por qué fue instituido el sábado... Díganles que cuando la tierra salió de su mano era santa y hermosa... Mostradles que fue el pecado lo que mancilló la obra perfecta de Dios... Habladles del camino de la salvación... Repítase la dulce historia de Belén. Preséntese a Jesús a los niños, como niño obediente a sus padres, como joven fiel y laborioso, que ayudaba a sostener la familia. Así podéis enseñarles que el Salvador conoce las pruebas, perplejidades y tentaciones, las esperanzas y los goces de los jóvenes, y que puede simpatizar con ellos y ayudarles. De vez en cuando, leedles las interesantes historias de la Biblia. Interrogadlos acerca de lo que han aprendido en la escuela sabática y estudiad con ellos la lección del próximo sábado”. 3 JT, 24, 25.
“El valor del Sábado como medio educativo, está más allá de toda apreciación”. C.N, 501.
La puesta del Sol - Despedida
“Al bajar el sol, señalen la voz de la oración y el himno de alabanza el fin de las horas sagradas, e invitad a Dios a acompañaros con su presencia en los cuidados de la semana de trabajos”. 3 JT, 25.
“Así pueden los padres hacer del sábado lo que debe ser: el día más gozoso de la semana. Pueden inducir a sus hijos a considerarlo como una delicia, el día superior a los demás días, santo de Jehová, honorable”. 3 JT, 25.
“...tan interesante para nuestra familia, que el próximo Sábado sea saludado con alegría...para que nuestros hijos lo esperen, guardándolo de corazón”. 2 JT, 280.